En Arquitectura Directa hemos comprado algún décimo que otro con la esperanza de que nos toque como otros tantos millones de españoles, lo que es cierto es que aunque no te toque la loteria directamente todo influye y que toque cerca tuya también es muy positivo como ahora vereís.
El tradicional sorteo de la Lotería de Navidad es un acontecimiento único en el mundo. A diferencia de la mayoría de las loterías, en las que habitualmente sólo una pequeña parte de los ciudadanos participa, en España el 75% de los ciudadanos compra billetes de la Lotería de Navidad. Además, el gasto efectuado es considerable: en 2009, el español medio se gastó unos 70 euros en Lotería de Navidad. Debido a su popularidad, el sorteo de Navidad es probablemente el mayor sorteo de lotería del mundo. En total, los españoles se gastan en un solo día unos 3.000 millones de euros en lotería, una cantidad equivalente al 0,3% del PIB español. Otra peculiaridad del sorteo de Navidad es su carácter social. Según datos del CIS, cerca del 87% de los compradores comparte algún billete con familiares, compañeros de trabajo o amigos.
Dado que cada número está dividido en unos dos mil décimos, en lugar de un único ganador que obtiene un premio multimillonario, en la Lotería de Navidad hay varios miles de ganadores.
La mayoría de los décimos de cada número son vendidos por la misma administración de lotería. En consecuencia, aunque la cantidad obtenida por cada uno de los ganadores no es tan grande como en otros sorteos (15.000 euros por cada euro jugado, unos 300.000 al décimo), el impacto de la Lotería de Navidad en términos agregados es extraordinario. Si analizamos las provincias agraciadas con el Gordo en los últimos veinticinco años observamos que la provincia ganadora recibe en promedio un influjo de dinero equivalente al 3% de su PIB.
En un reciente estudio analizamos los diferentes efectos que esta inesperada lluvia de dinero tiene sobre la provincia ganadora utilizando datos del período 1986-2009. En consonancia con las predicciones de la teoría económica, observamos un aumento en el consumo de bienes duraderos. Por ejemplo, en el año posterior al premio aumenta en cerca de un 5% el número de coches vendidos en la provincia.
Pero lo que quizás resulta más sorprendente es que la lotería no sólo tiene efectos económicos, sino que también afecta a los resultados electorales: el partido en el gobierno tiende a obtener en las siguientes elecciones generales más votos en las provincias ganadoras de lo que cabría esperar.
En particular, mientras que, en la provincia media, el partido en el gobierno tiende a obtener un 0,73% menos votos respecto a la anterior elección, en las provincias que durante la legislatura han obtenido el Gordo observamos un incremento en los votos obtenidos por el partido gobernante cercano al 2,33%.
Este efecto es estadísticamente significativo y se observa tanto durante los mandatos del PP como en los del PSOE, aunque el efecto resulta un poco mayor cuando gobierna el PP. Asimismo, observamos que dicho efecto desaparece al cabo de dos o tres años.
En principio, la diferencia en los resultados electorales podría estar reflejando la existencia de diferencias no observadas entre provincias ganadoras y no ganadoras. Para poder descartar esta hipótesis, nuestra estrategia empírica consiste en comparar provincias que han gastado lo mismo en Lotería de Navidad pero que, debido al azar, han tenido distinta fortuna en el sorteo. Es decir, nuestra identificación explota el hecho de que, una vez que tenemos en cuenta el gasto en lotería de cada provincia (lógicamente las provincias que más juegan tienen mayores probabilidades de ganar), los premios están distribuidos aleatoriamente. Nuestro análisis confirma lo observado en la evidencia descriptiva: el partido gobernante tiende a obtener relativamente mejores resultados en las provincias que han tenido más suerte en el sorteo.
Este resultado es particularmente interesante desde el punto de vista de la economía política, ya que ayuda a comprender mejor el origen del llamado “voto económico”. Con esta expresión se alude a la relación observada entre la situación económica y el apoyo electoral recibido por el partido en el gobierno. Los partidos gobernantes tienden a obtener mejores resultados electorales cuando la coyuntura económica es relativamente mejor. Sin ir más lejos, desde el inicio de la crisis el apoyo de los ciudadanos al Gobierno de Zapatero, que a principios de 2008 superaba el 30%, se ha desplomado y en la actualidad no llega al 20% (ver Gráfico).
Aunque la existencia del “voto económico” ha sido documentada por una abundante evidencia empírica, lo que no está tan claro son sus causas. En general, la literatura académica ha considerado dos posible explicaciones. Por un lado, la situación económica del país podría estar proporcionando información a los votantes acerca de la calidad del gobierno, de forma que los votantes recompensasen a los gobiernos que tienen un impacto positivo sobre la economía y castigasen a los gobiernos menos capaces. Por otra parte, algunos autores también han señalado que quizás los individuos no son tan sofisticados como para ser capaces de entender la responsabilidad del gobierno e, incluso, podrían estar sujetos de manera sistemática a “errores de atribución”. Es decir, los votantes podrían estar atribuyendo a los líderes políticos hechos de los que en realidad no son responsables.
En el caso de la Lotería de Navidad ninguna de estas hipótesis parece plausible. Los votantes saben que el gobierno no tiene influencia alguna sobre los premios de lotería por lo que no deberían, ni correcta ni incorrectamente, atribuirle la responsabilidad del premio. Además, el análisis de los sondeos del CIS indica que, aunque en las provincias ganadoras aumenta el apoyo electoral al partido en el gobierno, los ciudadanos de estas provincias ni valoran más la gestión del Ejecutivo, ni son más optimistas respecto a la situación económica o política de España.
Por lo tanto, la razón debe hallarse en una causa alternativa. Existen al menos dos posibles explicaciones. Quizás, en las provincias premiadas, los votantes, al sentirse más felices, tienden a mostrarse más benévolos con el partido gobernante. Esta interpretación sería acorde con algunos estudios que muestran que en Estados Unidos el partido gobernante tiende a recibir más votos de aquellos votantes cuyo equipo preferido de fútbol americano ha ganado el partido previo a las elecciones (Healy, Malhotra and Mo 2010). Por otro lado, podría ser que el premio aumente la preferencia hacia el estatus quo. En cualquier caso, además de los agraciados poseedores de un billete premiado, en el sorteo de mañana algún líder provincial del partido en el gobierno también va a recibir su particular regalo de Navidad.
Información: Manuel Bagüés y Berta Esteve-Volart
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